ESCRITS PROPIS - Marina Moreno

No me gusta esa manía que tenemos todos de aislarnos. Y es que cuántas veces habremos sentido algo más que indiferencia hacia alguna persona que vemos pasar. Cuántas miradas. Cuántos intentos de no darlo todo por perdido. Cuántos desconocidos. Cuántas ocasiones en las que deseabas que ocurriera algo para entablar un mínimo contacto. Un simple hola. Una sonrisa correspondida. Cómo cambiarían las cosas. Un gesto que desencadenaría millones de oportunidades de mejorar el mañana, de cambiar totalmente el hoy. 

Pero sabes que eso no ocurrirá. Jamás. 

No sé si es miedo esto que sentimos. Orgullo ¿Quizás? Vergüenza. Sí. Pero ¿por qué? Acaso alguien te iba a mirar extraño y a ignorar? Qué locura. Como si no pudieras mantener una conversación con alguien que ves por ''primera vez'' en el metro. Já. Tú y yo sabemos que podrían suceder una cantidad infinita de cosas. Podrían reaccionar de tantas maneras. Tal vez peor de lo que tú esperas. Sin embargo, tengo una pregunta: ¿Cambiaría algo? Es decir, antes de ese reencuentro tú no sabías sobre la existencia de esa persona. Si te contestara con malas formas o, incluso, no lo hiciera. ¿Cambiaría algo? Seguirías tu destino, bajando en la parada correspondiente, sólo que con una anécdota más para tu caja de recuerdos. Tenemos tanto miedo del qué dirán. Y sólo tenemos que abrir los ojos y, joder, entender que lo que digan los demás da igual. Importa el hecho de que nunca, jamás, encontrarás a esa persona indicada si dejas pasar así las oportunidades que te brinda el camino. Parecemos gilipollas al no darnos cuenta de que buscamos durante toda nuestra vida una serie de momentos idílicos, perfectos, que con un pequeño empujón podemos crear con lo que nos rodea, con lo que nos entrega la vida. No busquemos más, por favor. Sin porqués. Hagamos de esto algo único. Inesperado. Irrepetible. E inevitable. 

Unas sencillas miradas cómplices lo pueden cambiar todo. Todo sobre lo que te sostenías. Todo.